Hoy tengo la necesidad de escribir, es un desahogo para mí, aunque a veces pienso en lo inútil que es hacerlo... Mis recuerdos se agolpan furiosos. Quiero buscar el "paraíso perdido" pero ya no existe. La casa de mi infancia, pero ya no queda nada, ya no es mi casa. Me cuesta pasar por los sitios que me pertenecieron, por los lugares vividos, cuando todo se me prometía, cuando todo se podía alcanzar. He mirado un álbum de fotografías ahí están los momentos que se fueron. ¡Quiero volver atrás! No es posible...
Me gustaría retroceder con mis hijos a su infancia. Que os enfadarais de vez en cuando por algún pequeño motivo, llenar la casa de risas, juegos, amigos, que no cambiarais nada os quiero como sois. Recorrer vuestros dormitorios, enfadarme porque no recogéis las cosas, deciros: Que coméis mal y despacio. Acompañaros hasta el autobús para ir al campamento como han hecho por estas fechas tantos padres. Desear que lo paséis bien, que disfrutéis, "que comáis mucho", que al volver nos contéis lo que os ha gustado y lo que no. Pero la realidad es que lo vivido no se puede repetir. Quizá los abuelos que tienen la suerte de tener cerca a sus nietos a través de ellos revivan un poco esa infancia de sus hijos ya pérdida. No importa que mires las fotos, que recuerdes... todo se va confundiendo, se ve de otra manera.
Cuando tienes hijos nadie te dice que los puedes perder, que no compartirán tu camino, que quizá ellos se vayan primero. !Es injusto¡
Los padres deberíamos acabar nuestros días sin preocupaciones, como se dice: "Con las tareas hechas", esperar nuestro fin con tranquilidad, esperanza, con la sensación de haber dejado algo nuestro que continuará sin nosotros, sabiendo que nos recordaran. Porque algo "nuestro" se queda con ellos.
María Luisa
jueves, 17 de julio de 2008
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2 comentarios:
No sabes lo que he llorado las emociones que transmiten tus comentarios; las palabras son unas armas poderosas y utilizadas sabiamente y con el corazón, como las tuyas, son capaces de evocar todo lo más bonito de nosotros.
Haces que nos sintamos mejor, y la dura experiencias que te está tocando vivir nos ayuda a los demás a ser mejores personas. Lo difícil sería no quererte.
Seguiremos en contacto pues leeré tu blog cuando pueda y los míos compartirán estos pensameintos que tú nos ofreces.
Un beso muy fuerte, Olga
Que suerte el poder disfrutar de los abuelos, a estas edades pedimos poco, solo un cariñico, una caricia, un beso.
Ver crecer a nuestros nietos...
Todo mi cariño.
María Luisa.
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